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Energías para compartir, energías para el buen vivir

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Desde 2002 el proceso de la Escuela agroecológica orientada por el maestro Mario Mejía Gutiérrez (q.e.p.d.) tenía por enfoque la integralidad y autonomía energética de los sistemas agrícolas y pecuarios de las familias campesinas, donde reciclar nutrientes era una premisa. Desde ese momento se acercaron a una visión de las energías comunitarias.

Durante los últimos 10 años se ha impulsado desde la reserva Los Maklenkes la gestión comunitaria del agua, viendo en ella la posibilidad de articular a la comunidad en torno al cuidado, defensa y uso racional del agua y del territorio que la provee. De igual manera, la escuela de aves aproxima a niños, niñas y jóvenes al reconocimiento del patrimonio ambiental, al encuentro con la biodiversidad, entendiendo que las dinámicas de conservación comunitaria garantizan su permanencia en el tiempo, aun en momentos de crisis climática global.

La bioconstrucción es uno de esos saberes en franca decadencia. Las circunstancias actuales de desabastecimiento y aislamiento por la pandemia, prueban la importancia de técnicas que, como la tapia, incorporan mano de obra e insumos locales y saberes populares, lo que hace que sea una verdadera alternativa para esta crisis contemporánea y otras que pueden desatarse.

La reserva hace parte del Colectivo de Reservas Campesinas y Comunitarias de Santander, que ha sido la oportunidad para integrar aspectos de la agroecología, la gestión comunitaria del agua, el monitoreo comunitario de la biodiversidad y la adopción de energías alternativas de manera participativa, lo que  les ha permitido reconocer que, más allá de las tecnologías en cada territorio, las energías, en plural, constantemente entran en dinámicas que permiten o propician el buen vivir.

Cada minga o encuentro alrededor del acueducto comunitario, del rescate y uso de la tapia pisada, cada jornada de la escuela de aves, de intercambio de semillas criollas y de la implementación de energías limpias, les ha ofrecido la oportunidad de entender que también la energía y la autonomía está en cada uno de los jóvenes, niñas, niños y mujeres, que transforman sus modos de vida desde sus experiencias: la energía está en el ave que migra, en los saberes que protegen el agua, la semilla, el suelo, las tradiciones alimentarias y la vida.

Características técnicas de la propuesta

Panel fotovoltaico provisto de dos baterías que alimentan 6 lámparas de 9 watts y un equipo de cómputo. En el momento se está planeando compartir una de las lámparas con una casa vecina con el fin de ayudar a esa familia a reducir costos.

Bioconstrucción: cuentan con la construcción terminada de un portón de acceso a la reserva que requiere:

  • Tapiales o moldes, que deben ser elaborados en madera resistente y con grosor o calibre de 5 cm., y son los encargados de que la presión no deforme las paredes. Estos son del largo de la obra, laterales.
  • Madera de calibre igual que los tapiales, son del ancho de la obra.
  • Pisones: herramientas de madera de una sola pieza que se consiguen de un árbol o rama que permita tener buen peso y resistencia; son utilizados para golpear de manera uniforme la tierra depositada en el tapial.
  • Agujas o pasadores; piezas de madera que determinan el grosor de la tapia.
  • Zurrón: bolsa elaborada en cuero de ganado vacuno que transporta la tierra hasta el tapial y puede ser arrastrada.

Saberes y sabedores como fuente en la dinámica comunitaria. En el caso del portón, este fue construido a manera de prueba con el propósito de compartir saberes con jóvenes y adultos en mingas. La técnica de construcción dominada por don Andelfo fue transmitida a él por su padres y ahora, gracias a este compartir, ya tres personas están capacitadas en esta técnica. También, varias personas (específicamente 3 familias) están interesadas en construir sus viviendas o parte de ellas con este tipo de obra.

Procesos productivos, comunitarios, ambientales, o actividades económicas que fueron impactadas de forma positiva con la implementación de la experiencia comunitaria de TEJ

Desde la agroecología un beneficio económico es disminuir los costos por dependencia de insumos externos; los alimentos para la familia y los animales han llegado a ser provistos tras el enriquecimiento o diversificación de los agrosistemas.

Personas beneficiarias de la experiencia
  • 12 familias compuestas por 7 mujeres
  • 9 hombres, 8 jóvenes (entre 13 a 18 años)
  • 12 niños y niñas (entre 0 a 12 años)
  1. Se destaca la posibilidad de ver en la agroecología una forma de vida que incorpora saberes, patrimonio natural como las semillas, agua y suelo, donde mujeres, jóvenes y niños, niñas, pueden aportar y enriquecer la experiencia en su práctica.
  2. La oportunidad de hacer educación popular. Cada estrategia tiene orientadores, pero, como lo mencionó Mario Mejía Gutiérrez, el mejor aprendizaje se da cuando no se distingue el aprendiz, ni el maestro. Aquí todos y todas pueden aprender y compartir saberes.
  3. La posibilidad de replicar que se da en nuestras estrategias, nuestras metodologías dan herramientas, bases y pautas para emprender nuevas experiencias a nivel local o familiar.
  1. El panel fotovoltaico presentó dependencia de asistencia técnica que a su vez, conllevó al deterioro de algunas piezas que implicaron costos imprevistos.
Participación de mujeres en la experiencia comunitaria TEJ

Se han presentado dificultades porque el tema es muy sensible, por ejemplo, las niñas pueden tener en menos ocasiones el permiso de sus familias para salir a caminar a la selva andina o a otro tipo de talleres, se les asignan tareas domésticas o se les sigue considerando débiles físicamente para afrontar una salida de campo.


Dentro de las estrategias han procurado una presencia activa de ellas en los diferentes espacios de minga, talleres y encuentros, evitando tratos diferentes por temas de género. Así, han contado con destacadas monitoras de la biodiversidad, orientadoras en el importante tema del agua en el acueducto comunitario Peña Blanca.