REPORTAJE ESPECIAL
Energías para la vida: comunidades que construyen su propio futuro
Este viaje nos lleva a través de cinco países de América Latina y el Caribe, donde encontramos siete relatos inspiradores de transición energética justa. Comenzamos en el corazón cafetero de Adjuntas, Puerto Rico. Aquí, el proyecto de autogestión comunitaria Casa Pueblo emerge como una fuente de luz tras los devastadores huracanes de María y Fiona. Lo que comenzó como una resistencia antiminera en los años 80 se transformó en una «insurrección energética» liderada por la comunidad misma. Toda una revolución descentralizada basada en la energía solar para iluminar hogares e impactar positivamente en la economía local y la salud de sus habitantes.
El recorrido…
De Puerto Rico nos dirigimos a Guatemala, donde el Colectivo Madreselva y la Asociación Luz Comunitaria de la Zona Reina fortalecen procesos de comunidades indígenas al proporcional rles acceso a la electricidad a través de turbinas comunitarias. En un contexto donde los megaproyectos energéticos a menudo invisibilizan las necesidades de estas comunidades, estas iniciativas demuestran el poder de la autogestión y la solidaridad para alcanzar la autonomía energética.

Continuamos nuestro viaje llegando a las estribaciones de los Andes ecuatorianos, específicamente a la provincia de Imbabura. Aquí encontramos el taller Multiservicios Nuevos Horizontes que se convirtió en un símbolo de resistencia contra la devastación ambiental causada por proyectos extractivos. El taller ofrece soluciones tecnológicas adaptadas a las necesidades de cada persona, utilizando materiales reciclados para mejorar las condiciones de producción en una región donde la agricultura tradicional es fundamental.
Nuestra siguiente parada nos lleva a Cuba, donde la iniciativa Agricultura Sostenible de Semillas promueve el uso eficiente de la energía. Desde la implementación de biodigestores en áreas rurales hasta la enseñanza de técnicas de agricultura urbana, este proyecto enfrenta los desafíos económicos y el persistente bloqueo estadounidense. Sin amilanarse ante estas dificultades, el proyecto se expande hacia la diversificación de tecnologías, abrazando energías renovables como la solar y eólica, y fortaleciendo la educación ambiental.
Llegando a Colombia, encontramos un país que alberga experiencias de transición energética justa en diferentes regiones. En Santander, la Fundación Para la Producción Agropecuaria Tropical Sostenible- UTA, trabaja para fortalecer el desarrollo rural a través de la implementación de tecnologías apropiadas, como paneles solares fotovoltaicos, estufas de gasificación y biodigestores.
La Fundación no solo brinda acceso a la energía sino que también se dedica a la preservación de la biodiversidad. Mediante actividades de rescate de semillas de arroz de montaña y trigo, comparten su conocimiento con comunidades de la provincia de García Rovira y el municipio de Boyacá, asegurando la continuidad de cultivos ancestrales y la riqueza cultural de la región.
En Antioquia, encontramos la iniciativa «Sembrando Esperanza» dinamizada por Comunidades Sembradoras de Territorios, Aguas y Autonomías, Setaa, que busca cambiar la vida de las comunidades impactadas por la construcción de la represa de Hidroituango. Basada en la promoción de la agricultura sostenible, el fortalecimiento del liderazgo femenino y el desarrollo rural, esta iniciativa impulsa la enseñanza de prácticas agrícolas acordes al territorio.
Nuestra última parada en Colombia nos llevó a Lebrija, municipio donde la Asociación Municipal de Mujeres Campesinas de Lebrija, Ammucale de La Cuchilla están liderando la implementación de biodigestores conectados a emprendimientos de procesamiento de alimentos. Esta iniciativa no solo proporciona autonomía energética a la comunidad, sino que también fomenta la autonomía de las mujeres y la participación activa de las personas jóvenes en la innovación comunitaria, consolidando oportunidades para un proyecto de vida rural sostenible.
Estas historias narran la valiente apuesta por la autonomía y la defensa de los territorios en medio de los desafíos que implica alcanzar la soberanía energética y alimentaria en un mundo cada vez más dominado por megaproyectos energéticos y el agronegocio. Son relatos llenos de esperanza y determinación, que nos invitan a reflexionar sobre el poder transformador que inspira la solidaridad en la búsqueda de la transición energética justa.
Este llamado resuena y se extiende como una invitación a otras comunidades y organizaciones de América Latina y el Caribe para que compartan sus conocimientos y se siga fortaleciendo el diálogo regional en torno a las energías comunitarias. Algunas de las propuestas que han sido reconocidas en esta Exhibición son las que nos contaron de sus logros, retos y alcances para este reportaje.
Este reportaje es fruto del trabajo colaborativo y el intercambio de saberes entre las organizaciones y experiencias comunitarias que se relatan, Censat Agua Viva y el equipo de Comunicaciones de FabLP Estrategias Integrales SAS.