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Exhibición virtual de experiencias comunitarias de Transición Energética Justa > reportaje > Luz Comunitaria: esperanza y resistencia en las montañas de Guatemala.

Luz Comunitaria: esperanza y resistencia en las montañas de Guatemala.

En las montañas de la Zona Reina, Guatemala, un proyecto de hidroenergía a escala comunitaria  transformó la vida de miles de personas. El Colectivo Ecologista Madreselva y la asociación Luz Comunitaria de la Zona Reina han tejido un relato de esperanza y resistencia al construir cuatro turbinas comunitarias que suministran 216 kilovatios de energía para el bienestar de 1.250 familias indígenas.

Aprovechando el caudal de los ríos que rodean sus comunidades, instalaron microcentrales hidroeléctricas descentralizadas. Este modelo de energía les permitió mejorar la calidad de vida, brindándoles acceso a la luz eléctrica para sus hogares, escuelas y centros comunitarios.

En 2012, la inauguración de la Turbina Hidroeléctrica Comunitaria Unión 31 de Mayo en Uspantán, Quiché, marcó un hito en el proyecto. A partir de este logro, la idea de la «luz comunitaria» se esparció por la región, inspirando a otras comunidades a replicar el modelo.

Para el año 2020, dos proyectos más estaban en construcción, con un potencial de 100 kilovatios para beneficiar a nueve comunidades adicionales. Estos proyectos se distribuyen en seis ríos diferentes, ampliando el alcance del proyecto y su impacto positivo en la región.

Para conocer más sobre este proyecto, conversamos con Andrea Isabel Rivera Roldán, ingeniera activista del Colectivo Madreselva, ella nos habla sobre la organización, la implementación de las turbinas y el impacto del proyecto en las comunidades.

En 1996, nació el Colectivo Ecologista Madreselva en Guatemala, con una misión clara: defender los territorios y la biodiversidad del país. Su lucha comenzó contra la Forestal Simpson y la explotación petrolera en el parque nacional Laguna del Tigre. A lo largo de los años, se han enfrentado a la corrupción y la ineficiencia gubernamental, liderando la oposición contra la minería de metales y los proyectos extractivos inconsultos.

Después de la guerra civil en 1996, algunos desplazados internos intentaron construir una nueva vida en la región de Quiché, pero se encontraron con las condiciones del abandono estatal en la zona. La falta de acceso a la electricidad (aún estando junto a mega proyectos hidroeléctricos que les afectan), al agua y a las carreteras primaban en la zona y hacían más difícil la construcción de una vida digna para quienes habitaban allí. 

En el año 2010, Madreselva se sumó a la lucha contra la minería de metales en proyectos como Cerro Blanco y El Escobal. Un momento crucial llegó en 2019 con la formación de la Asociación Luz Comunitaria de la Zona Reina en Defensa del Territorio. Este proceso organizativo, que se gestó entre 2017 y 2019, reunió a 110 comunidades en un movimiento centrado en la información, la consulta, la defensa del territorio y la energía comunitaria. La Zona Reina avanzó en la caracterización de la microcuenca, y las microcentrales hidroeléctricas se convirtieron en un modelo de éxito, con logros y desafíos en aspectos sociales, ambientales, técnicos y financieros.

La experiencia de Madreselva y la Zona Reina se ha compartido con otras comunidades, fortaleciendo la energía comunitaria como una alternativa viable al modelo energético tradicional. Andrea Rivera, profundiza sobre el proceso de implementación e impacto de las microcentrales en el siguiente video:

Los resultados son evidentes para la comunidad: mejor acceso a la educación, eliminación del riesgo de incendios, mujeres con más tiempo para estudiar y socializar, mejores condiciones para cuidar a los enfermos y una disminución de costos en comparación con el gasto en estufas y baterías. La electricidad transformó la vida en la Zona Reina, facilitando tareas diarias, impulsando iniciativas locales y construyendo autonomía para las mujeres y toda la comunidad en general.