En las ondulantes colinas de Colombia, donde el verde de los campos se funde con el azul del cielo, nace un proyecto revolucionario: «Sembrando Esperanza» liderado por Comunidades Sembradoras de Territorios, Aguas y Autonomías, Setaa. Este proyecto integral tiene como objetivo transformar la vida de las comunidades rurales en Colombia a través de la promoción de la agricultura sostenible, el liderazgo femenino y el desarrollo rural.
Originado en las comunidades impactadas por la represa de Hidroituango, «Sembrando Esperanza» emerge como una respuesta resiliente ante la devastación ambiental y socioeconómica. Líderes comunitarios y organizaciones de base se unieron para crear un proyecto que trasciende la mera agricultura, sembrando así un futuro de transformación y autonomía.
Gracias a la pedagogía en torno a prácticas agrícolas sostenibles, como «Sembrando Esperanza», que más fortalece la mirada el liderazgo y de las mujeres y alternativas donde el campo cuente con condiciones para una vida digna, las comunidades rurales hoy se convierten en protagonistas del camino para la construcción de las autonomías, fomentando habilidades para los proyectos productivos propios y forjando un mañana en el que cada familia tenga garantizado el acceso a alimentos saludables y nutritivos.
Para comprender mejor este proyecto y su profundo impacto en las comunidades, tuvimos el privilegio de conversar con Diana Giraldo, la mente visionaria detrás de «Sembrando Esperanza». Apasionada por la tierra, ella nos brinda una perspectiva íntima sobre la inspiración que impulsó este proyecto, sus logros hasta la fecha y sus planes para el futuro.
Es un placer tener esta oportunidad de hablar sobre «Sembrando Esperanza». ¿Podrías explicarnos en qué consiste este proyecto y cuál es su objetivo principal?
Diana Giraldo: ¡Con mucho gusto! «Sembrando Esperanza» no es solo un proyecto agrícola, sino una filosofía de vida y una promesa de transformación para las comunidades rurales de Colombia. Nuestro objetivo principal es impulsar la agricultura sostenible, empoderar a las mujeres y fomentar el desarrollo rural integral. Aspiramos a crear un futuro donde cada familia tenga acceso a alimentos nutritivos, las mujeres sean líderes en sus comunidades y el campo colombiano florezca en todo su esplendor.
Nuestro proyecto va más allá de enseñar técnicas agrícolas, tejiendo una red de apoyo y empoderamiento que transforma vidas. A través de la capacitación en agricultura sostenible, liderazgo femenino y gestión empresarial, las comunidades rurales se convierten en agentes de su propio cambio.
Muchas de las comunidades beneficiadas por «Sembrando Esperanza» han sido tradicionalmente barequeras, sin experiencia en el cultivo. La construcción del proyecto hidroeléctrico de Hidroituango fragmentó estas comunidades a lo largo del Río Cauca, acabando con sus actividades tradicionales de pesca y barequeo, que eran su principal fuente de sustento.
Nuestro propósito es reconstruir el tejido social y sanar las heridas del conflicto armado que han dejado huella en los habitantes a lo largo del Río Cauca. Esto implica reconstruir sus formas de supervivencia en las nuevas condiciones a las que se han visto obligados a adaptarse.
¿Cómo se lleva a cabo este proyecto y cuáles son sus pilares fundamentales?
Diana: «Sembrando Esperanza» se basa en cuatro pilares fundamentales que trabajan en armonía para transformar las comunidades rurales. En primer lugar, tenemos la agricultura sostenible, donde promovemos prácticas agrícolas que respetan el ambiente y garantizan la soberanía alimentaria. Luego, está el liderazgo femenino, que empodera a las mujeres a través del intercambio y el desarrollo de habilidades. La soberanía alimentaria y las oportunidades económicas también son pilares clave, ya que buscamos garantizar el acceso a alimentos nutritivos y crear empleos sostenibles en el campo.
Este recorrido nos ha permitido repensar nuestros conceptos y organizar el pensamiento Hemos llegado a plantearnos la energía como algo más allá de la energía fotovoltaica. La energía es la que nos permite estar en movimiento, es la que nos permite la vida, en esa medida lo que nos proponemos va más allá de simplemente las energías alternativas o la sostenibilidad ambiental, estamos hablando de cosechas de sol, de cosechas de vida. Estamos hablando de una propuesta de bienestar y cuidado de vida.
¿Cuál ha sido el impacto en las comunidades?
Diana: El impacto es significativo. Hemos visto un aumento en la productividad agrícola que redunda en la soberanía alimentaria de las familias participantes. Mediante el desarrollo de habilidades y capacidades, las mujeres se empoderan y toman un rol protagónico en el desarrollo de sus comunidades. También, se ha logrado un aumento en los ingresos y una mejor calidad de vida para las familias participantes. Estamos cosechando frutos tangibles en cada hogar, desde alimentos más nutritivos hasta un mayor sentido de autoestima y comunidad.
Diana, con la pasión que te caracteriza, ¿podrías describir cómo nació Sembrando Esperanza?
Diana: Sembrando Esperanza nació de un sueño, un anhelo profundo por ver florecer el campo colombiano y por construir un futuro mejor para las familias que habitan nuestras montañas, valles y llanuras. Surge de la esperanza tejida en el corazón de mi tierra natal. Además, tiene una estrecha relación con la iniciativa «Ríos Vivos», la cual comparte nuestro objetivo común de proteger y revitalizar los ecosistemas fluviales en Colombia, especialmente en regiones afectadas por proyectos hidroeléctricos como Hidroituango. «Ríos Vivos» es un movimiento social conformado por comunidades campesinas e indígenas que luchan por la defensa de los ríos y territorios impactados por la construcción de represas. Este movimiento ha sido fundamental en visibilizar los impactos socioambientales negativos de megaproyectos hidroeléctricos, como la pérdida de biodiversidad, la alteración de ecosistemas acuáticos y la violación de los derechos humanos de las comunidades locales. «Sembrando Esperanza» se alinea con los principios y objetivos de «Ríos Vivos» al buscar soluciones sostenibles para las comunidades rurales afectadas por la construcción de la represa de Hidroituango. A través de la promoción de la agricultura sostenible, el liderazgo femenino y el desarrollo rural, «Sembrando Esperanza» contribuye a la revitalización de los territorios afectados y al empoderamiento de las comunidades locales.
En una comunidad donde la mayoría de las personas han sido víctimas del conflicto armado empezamos a pensar en qué proponer en cómo hacer para reconstruir las comunidades y empezamos a identificar y caracterizar lo que era necesario hacer a partir de sembrar esperanza.
Veamos a Diana:
Por último, ¿Cuáles son los planes a futuro del proyecto?
Diana: Nuestro equipo no se conforma con lo logrado hasta ahora. Nuestro sueño es llegar a más rincones de Colombia, compartir nuestra experiencia con el mundo y demostrar que la transformación es posible. «Sembrando Esperanza» es una invitación abierta a todos para unirse a este movimiento, a ser parte del cambio y a construir juntos un futuro más próspero y más justo para todos. Buscamos expandir nuestro alcance llegando a más comunidades vulnerables en Colombia. Además, queremos compartir nuestro modelo y conocimiento con otras organizaciones que trabajan en el desarrollo rural para replicar nuestro impacto. Por último, buscamos fortalecer nuestra incidencia política promoviendo políticas públicas que apoyen la agricultura sostenible y el empoderamiento de las mujeres.