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Área de Transición
Energética Justa

  • Eficiencia energética
  • Relaciones que integran diversos usos de la energía
  • La eficiencia energética en la chagra (cultivo tradicional) de la comunidad Inga y el desarrollo de mingas (trabajo colectivo) para su cuidado permiten un ahorro de tiempo en las labores de siembra, cosecha y desyerbe, gracias a la ayuda mutua entre familias. Esto no solo fortalece la economía de cada mujer y familia, sino que también promueve la convivencia comunitaria, facilita el intercambio de saberes y semillas, y contribuye a la diversidad biológica del cultivo tradicional. Además, genera alimentos saludables y preserva conocimientos ancestrales relacionados con la cocina tradicional, la medicina natural y el cuidado de la Madre Tierra.
  • Las relaciones que integran diversos usos de la energía se manifiestan de múltiples formas en la chagra, ya que este espacio garantiza el bienestar de las familias y la comunidad Inga. La chagra es una conexión permanente con la vida, pues en ella se cultivan plantas alimenticias, frutales, medicinales y árboles silvestres, además de criarse gallinas y otros animales. Este proceso de cuidado no solo mantiene el equilibrio del ecosistema, sino que también protege la vida de especies silvestres y permite la transmisión de saberes ancestrales sobre la elaboración de abonos orgánicos y la preservación de semillas nativas. De esta manera, se asegura el ciclo de vida y la diversidad de las semillas, fortaleciendo la soberanía alimentaria mediante mingas realizadas de forma autónoma y colectiva.

Nuestra iniciativa tiene como base fundamental a la chagra Inga y las actividades que se desarrollan, por ejemplo, hay diversidad de mingas relacionadas con diferentes actividades colectivas, mingas para cosecha, mingas para podas, arreglos de caminos principales, entre otros, además esta un proceso que amplia la minga, es el «divichido» cuando se realizan mingas continuas para ayudar a cuidar la chagra de una familia y después se visitan las demás familias, donde todas las familias se benefician, es un dar y recibir.

Para el cuidado de la chagra y la realización de las mingas, es fundamental contar con un grupo líder encargado de convocar a las familias y coordinar las actividades. Cada familia aporta sus propias herramientas de trabajo, como palas y machetes, así como semillas, plantas o animales. El grupo líder también se encarga de recordar las fechas de encuentro, consultar las fases lunares para planificar las tareas y organizar el desarrollo de la jornada. Además, la familia que recibe la minga asume la responsabilidad de preparar y compartir los alimentos cosechados, junto con la chicha, para todos los asistentes. De esta manera, cada encuentro refuerza la confianza y la cohesión dentro de la comunidad.

La chagra Inga es una alternativa que, como familias y comunidad Inga seguimos como tradición, ya que garantiza el bienestar y la salud desde un lenguaje con la Madre Tierra, el respeto con la vida, el agua y la conservación de los saberes ancestrales. En torno a la chagra y su actividad principal, la minga, se transmiten saberes sobre cocina, medicina, construcción, el uso de herramientas, materiales para artesanías, entre otros. Como Colectivo Kusikui nos organizamos en 2015 con el fin de continuar con este legado de tradiciones de nuestra comunidad.

Con respecto al impacto económico, a través del fortalecimiento de las chagras, nuestras familias y comunidad Inga han fortalecido la economía de mujeres y sus familias. Garantizar que cada mujer y su familia cuenten con su propia chagra, o que esta se organice con el apoyo de otras familias, facilita el acceso a alimentos saludables y promueve el apoyo mutuo a través de las mingas. Estas prácticas colectivas reducen riesgos económicos y ambientales, evitando la compra de herbicidas y permitiendo el desyerbe en temporadas específicas. Además, la convivencia en las mingas contribuye al bienestar mental y la seguridad de las mujeres, especialmente en el cuidado de sus hijos. La producción de alimentos propios disminuye los gastos en la compra de productos externos y fomenta la integración comunitaria mediante el trueque o la venta de productos de la chagra en ferias locales, incluyendo cosechas, productos empacados, artesanías y otros bienes naturales.

El proceso colectivo de Kusikui ha sido fortalecido desde sus inicios gracias a la unidad de las familias y la comunidad. La sabiduría ancestral de nuestra comunidad Inga y su relación con la chagra y la minga, nos permite en la actualidad representarnos como colectivo para visibilizar nuestras chagras con el desarrollo del turismo rural comunitario donde algunos visitantes conocen la experiencia. Además, la chagra no solo garantiza el alimento para las familias, sino que también permite la oferta e intercambio de productos frescos en ferias locales, junto con productos empacados de aseo, belleza y medicina.

Como mujeres, nos hemos organizado para desarrollar algunos procesos de cocina ancestral a partir de los alimentos de la chagra, fortaleciendo el apoyo mutuo de la minga en la cocina. Gracias a este esfuerzo, en el 2018 nuestra chagra fue reconocida por el municipio de Santiago Putumayo como una de las más diversas de de región. A lo largo de nuestra trayectoria, hemos recibido muchas visitas de colegios, universidades y otros colectivos, interesados en conocer nuestra experiencia.

Personas beneficiarias de la experiencia
  • 12 familias
  • 30 Mujeres
  • 18 Hombres
  • 6 niños y niñas (entre 0 y 12 años)
  • 3 adolescentes y jóvenes (entre 12 y 18 años)
  1. Cuidado de la biodiversidad: Nuestro proceso chagra tiene una base fuerte y es un proceso continuo el cuidado de la biodiversidad de semillas y árboles silvestres o medicinales que son alberges de biodiversidad para la fauna nativa.
  2. Expansión de la chagra y la minga: Cada vez somos más familias las que tomamos la decisión de elegir el cultivo chagra y la minga como alternativas de energías comunitarias.
  3. Liderazgo y fortalecimiento de capacidades: Somos mujeres Inga con habilidades en liderazgo y organización, gracias al cuidado de la chagra, las mingas, las ferias e intercambios de experiencias del proceso. Algunas han complementado sus estudios académicos.
  1.  Límite de producción: La chagra tiene un limite de producción, esto quiere decir que ciertos productos no tienen una producción alta. Esto es un inconveniente cuando hay una alta demanda, por esta razón decidimos asistir a algunas ferias anuales. Además, vimos que algunas plantas medicinales o alimenticias podían cumplir otras funciones como barreras vivas, lo que permite otras formas de siembra y obtención de ramas, flores o frutos que se pueden aprovechar en cada familia o para comercializar.

    En el caso de la producción de aceites esenciales, actualmente dependemos de un reactor ubicado en otro municipio, lo que implica costos de alquiler y transporte de las plantas. Además, el proceso de destilación requiere el uso de una pipeta de gas como fuente de calor. Para superar este desafío, este año estamos en proceso de capacitación para la instalación de un biodigestor que nos permitirá generar gas a partir de las marraneras, reduciendo así costos y aumentando nuestra autonomía energética.

El colectivo y junta directiva está liderado por mujeres de la comunidad Inga, esto no quiere decir que no se incluyan a los hombres, ya que se busca un beneficio mutuo entre todas las familias. Pero, reconocemos la voz de la mujer como representación de la voz de la Madre Tierra. Somos mujeres que trabajamos con liderazgo diferentes áreas, desde lo ambiental, social, cultural y educación. Esto nos ha permitido expresar y aportar desde diferentes habilidades y enfoques.

Dentro del grupo está la lideresa, Mama Esperanza Tandioy, quien actualmente es parte del consejo de exgobernadores del cabildo Inga de Manoy Putumayo, ya que fue gobernadora en el año 2010; Sandra Tisoy fue gobernadora del cabildo indígena universitario de la Universidad de Nariño en el 2012, donde Muskuy Tisoy fue parte de su gabinete y equipo de trabajo, liderando junto a ella la dirección de la Revista Yachay Kusunchi de la Universidad de Nariño. Las tres son reconocidas por su liderazgo, el cuidado de la chagra y la practica de la medicina ancestral.


Entre 2016-2017 acompañamos un proceso de la política de infancia y adolescencia del municipio de Santiago desde la inclusión e interculturalidad.

Enlaces de interés: