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Exhibición virtual de experiencias comunitarias de Transición Energética Justa > Experiencias 2024 > Aprovechamientos comunitarios de fuentes renovables para el desarrollo integral sostenible

Aprovechamientos comunitarios de fuentes renovables para el desarrollo integral sostenible

Área de Transición
Energética Justa

  • Autoabastecimiento energético
  • Eficiencia energética
  • Acceso a la energía para comunidades locales

Guakía Ambiente, en coordinación con el Programa de Pequeños Subsidios (PPS) del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) y en colaboración con numerosas otras entidades, viene impulsando desde hace más de quince años el aprovechamiento comunitario de fuentes de energía renovable, especialmente microhidroeléctrica y solar, para el acceso a servicios de base, como la electricidad y el agua. Gracias a esta iniciativa, más de 45 comunidades rurales vulnerables y más de 20,000 personas generan de manera autónoma la electricidad que necesitan.

Adicionalmente, otras 10 comunidades y más de 2,000 personas cuentan con acceso a agua potable mediante sistemas basados en energías renovables. La disponibilidad de estos servicios no solo mejora la calidad de vida de la población al satisfacer sus necesidades básicas, sino que también sienta las bases para su uso productivo.

Un aspecto clave de este proceso es la reflexión sobre la finitud de los recursos del territorio, lo que ha generado espacios de análisis colectivo para establecer reglas consensuadas que garanticen su uso sostenible. En este contexto, la eficiencia energética se vuelve fundamental, abarcando tanto la elección de equipos más eficientes como la adopción de un estilo de vida basado en el ahorro energético.

Actualmente, Guakía Ambiente ha apoyado la instalación y puesta en marcha de 48 sistemas microhidroeléctricos, con una potencia individual que varía entre 5 y 150 kW, alcanzando una potencia total instalada superior a 1.3 MW.

Estos sistemas aprovechan arroyos de montaña con caudales de diseño que oscilan entre 500 y 12,000 galones por minuto, mientras que el rango de salto varía entre 30 y 150 metros. La mayoría (81%) utiliza turbinas tipo Pelton, mientras que el 5% emplea tecnología Turgo y el 4% restante, Michell-Banki.

Además, 10 microhidroeléctricas están en fase de ejecución o estudio, con una población beneficiaria proyectada en los próximos cinco años de aproximadamente 1,000 hogares y más de 4,000 personas adicionales.

En cuanto al acceso a agua potable mediante energías renovables, tres acueductos han sido implementados con el apoyo de Guakía Ambiente, beneficiando a 310 hogares en cinco comunidades vulnerables del país. Actualmente, se llevan a cabo iniciativas en cuatro comunidades de República Dominicana y cinco en Haití. Una vez completados los sistemas, más de 1,000 hogares contarán con acceso a agua potable. El 60% de estos sistemas utiliza energía solar fotovoltaica para el bombeo, mientras que el resto funciona por gravedad.

La energía solar fotovoltaica también se emplea para el acceso a la electricidad en tres comunidades de la zona fronteriza de República Dominicana. Además, como medida de adaptación a la sequía extrema, complementa la generación microhidroeléctrica en períodos críticos, garantizando la continuidad del servicio eléctrico.

Estos sistemas, conformados por núcleos centralizados de paneles fotovoltaicos con potencias de entre 10 y 40 kW, al igual que las microhidroeléctricas, son administrados por la comunidad a través de un Comité elegido entre los usuarios. Dicho Comité responde a la organización comunitaria y gestiona la operación del servicio, estableciendo una tarifa que cubre el mantenimiento y asegura la sostenibilidad del sistema. Durante la construcción e instalación, la comunidad adquiere las capacidades técnicas y administrativas necesarias para su gestión eficiente.

Los aprovechamientos de fuentes de energía renovable gestionados por las comunidades locales surgieron como respuesta a la necesidad de acceso a la electricidad en áreas rurales aisladas del país. LEsta iniciativa aprovechó las condiciones territoriales de la República Dominicana, caracterizadas por una gran diversidad climática y topográfica. Al ser un país tropical, su geografía está dominada por estructuras montañosas jóvenes, con vertientes empinadas y valles estrechos, lo que genera abundantes fuentes de agua en gran parte del territorio. No obstante, en el lado sotavento de las cadenas montañosas y en el oeste del país, el clima es más seco, lo que ofrece un alto potencial solar.

El primer proyecto de esta naturaleza se implementó en la comunidad de El Limón, una comunidad marginada de la provincia San José de Ocoa (en la porción suroriental de la Cordillera Central). Este sistema, de apenas 3.5 kW, estuvo brindando el servicio de electricidad a 70 hogares de la comunidad desde 1998 hasta el 2015, cuando fue reemplazado por una microhidroeléctrica de mayor capacidad. La experiencia de El Limón abrió el camino para la replicación del modelo, motivando a otras comunidades a desarrollar proyectos similares para cubrir sus necesidades energéticas. Con el respaldo de Guakía Ambiente y el Programa de Pequeños Subsidios (PPS) del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), se han instalado y puesto en marcha más de 45 sistemas microhidroeléctricos. En los últimos cinco años, siguiendo el mismo enfoque, se ha comenzado la implementación de sistemas solares fotovoltaicos en zonas sin potencial hidroeléctrico o en comunidades afectadas por interrupciones del servicio eléctrico durante períodos de sequía extrema.

El éxito del modelo se fundamenta en la sinergia entre numerosos actores, que, bajo un enfoque de empoderamiento de las comunidades locales beneficiarias, colaboran para alcanzar el objetivo común de satisfacer necesidades de la población de acceder a servicios de base. Con el acompañamiento de Guakía Ambiente y el PPS, las comunidades asumen la responsabilidad de participar activamente en cada una de las etapas del proyecto, desde la fase de estudio hasta la de puesta en marcha del sistema, comprometiéndose con proveer toda la mano de obra no especializada requerida. De esta manera, bajo el principio de aprender haciendo, la comunidad adquiere la capacidad que, a finalizar el proyecto, le permite manejar el sistema de manera sostenible.

El impacto directo de estas acciones proviene del acceso a la electricidad. Sin embargo, su alcance va más allá, generando impactos indirectos íntimamente ligados al modelo de intervención, basado por una visión integral del desarrollo territorial.
El acceso a la electricidad mejora la calidad de vida de la población, facilitando el uso de tecnología, optimizando la comunicación, permitiendo la refrigeración de alimentos y medicamentos, y ampliando las oportunidades de educación y formación.
Además, la conservación de la cobertura forestal en la parte alta de las cuencas intervenidas no solo contribuye a reducir la degradación del suelo, sino que también mantiene el flujo de agua, garantizando la continuidad de la generación eléctrica y fortaleciendo la seguridad hídrica de una población más amplia. Actualmente, se están conservando más de 7,000 hectáreas de tierra.

El acceso al servicio eléctrico no solo mejora las condiciones de vida generales de la población, sino que también tiene un impacto económico significativo. En primer lugar, los hogares tienen un ahorro de más del 40% en sus gastos energéticos, al tiempo que cuentan con un servicio de mejor calidad. En segundo lugar, el manejo de los sistemas microhidroeléctricos y fotovoltaicos instalados genera por lo menos 50 empleos directos, tanto en el área administrativa como en el ámbito técnico para su mantenimiento.

A la vez, la disponibilidad de electricidad abre oportunidades para su uso productivo, impulsando el establecimiento y fortalecimiento de negocios locales. Como resultado de estas iniciativas, más de 100 pequeñas empresas han surgido o consolidado en las comunidades beneficiarias.
Finalmente, el establecimiento de un fondo comunitario manejado por la comunidad y alimentado por los pagos que cada hogar realiza por el servicio eléctrico genera oportunidades de inversión local. En efecto, hay experiencias exitosas de comunidades que han especializado un porcentaje de este fondo al establecimiento de un sistema de préstamos blandos, que agilizan la economía local y, a la vez, garantizan la sostenibilidad financiera del sistema energético instalado, dando a la comunidad la capacidad de reponerlo una vez que termine su vida útil.

Personas beneficiarias de la experiencia
  • 5500 familias
  • 11200 Mujeres
  • 11800 Hombres
  • 5000 Número de niños y niñas (entre 0 y 12 años)
  • 2400 Número de adolescentes y jóvenes (entre 12 y 18 años)
  1. Empoderamiento comunitario y desarrollo local sostenible: Estos sistemas fortalecen la organización comunitaria al aprovechar los capitales locales y fomentar un desarrollo integral y sostenible. La respuesta a necesidades básicas, como el acceso a electricidad o agua potable, se convierte en un motor de transformación social. La participación activa de la comunidad en todas las fases del proyecto—desde el diseño hasta la instalación y operación—genera un fuerte sentido de apropiación, lo que garantiza la sostenibilidad a largo plazo tanto del sistema como del modelo de gestión.
  2. Generación de empleo y oportunidades económicas: La disponibilidad de servicios básicos, especialmente la electricidad, combinada con la sostenibilidad financiera de los sistemas, impulsa la creación de empleo. Se generan puestos de trabajo directos en la operación y mantenimiento de los sistemas, así como oportunidades de emprendimiento ligadas al uso productivo de la electricidad, fortaleciendo la economía local.
  3. Contribución a la transición energética y a los objetivos climáticos: Estas intervenciones representan un paso clave hacia una transición energética justa y el cumplimiento de compromisos climáticos. Se implementan bajo una perspectiva de Soluciones basadas en la Naturaleza (SbN), que reúne los esfuerzos de numerosos actores que generan sinergia para alcanzar un objetivo común. Los sistemas instalados contribuyen a llevar a cabo acciones que “protegen, gestionan de manera sostenible y restauran los ecosistemas naturales y modificados, abordando los desafíos sociales de manera efectiva y adaptativa, proporcionando al mismo tiempo beneficios para los seres humanos y la biodiversidad”.
  1.  Adaptación al cambio climático: Es necesario desarrollar una mayor comprensión del fenómeno del cambio climático y de sus impactos adversos a diferentes escalas, con el objetivo de identificar medidas oportunas de adaptación. Esto implica tanto la identificación de fuentes de financiamiento que cubran los costos adicionales de adaptación como la promoción de soluciones tecnológicas apropiadas y accesibles para las comunidades.
  2. Mayor inversión directa en el territorio: Se requiere una canalización eficiente de los recursos hacia los actores locales, priorizando acciones concretas que fortalezcan las capacidades comunitarias y la sostenibilidad de los proyectos.
  3. Empoderamiento comunitario y fortalecimiento de capacidades: Es esencial garantizar asistencia técnica y administrativa continua para los grupos comunitarios, incluyendo el acompañamiento en el desarrollo de emprendimientos locales que aprovechen la disponibilidad de energía.
  4. Planificación territorial y resiliencia: Se necesitan políticas que fomenten la desconcentración de la población en zonas urbanas vulnerables hacia áreas rurales más estables y resilientes, mediante estrategias de adaptación adecuadas.
  5. Fortalecimiento de alianzas estratégicas:Es clave consolidar colaboraciones público-privadas-comunitarias sólidas y visionarias para promover un desarrollo equitativo y sostenible del territorio, enmarcado en la responsabilidad social empresarial.

La inclusión, especialmente enfocada en género y juventud, es un factor transversal en la preparación, planificación, ejecución y monitoreo de estos proyectos. De hecho, las acciones están destinadas a mejorar la participación de mujeres y jóvenes en la generación de ingresos, el bienestar del hogar, y en la toma de decisiones a diferentes niveles. Los proyectos fortalecen la empresarialidad y mejora el acceso a servicios básicos, reduciendo la vulnerabilidad local. Esto beneficia especialmente a las mujeres y a otros grupos vulnerables, quienes tienen más oportunidades de participar en decisiones sociales y políticas a diferentes escalas, comenzando por su propia comunidad. La electricidad mejora también la inserción laboral de las mujeres y jóvenes.

El enfoque general de los proyectos para lograr la inclusión de género y social se basa en ampliar la participación de todos los actores y miembros de la comunidad a lo largo de las fases de intervención, desde el diseño hasta el seguimiento posterior al proyecto, incluyendo la implementación, así como el monitoreo y la evaluación.

Los elementos facilitadores para la inclusión de género y social son:

– Ruptura de la ‘segregación laboral’, superando los estereotipos de roles ‘masculinos’ y ‘femeninos’;
– Apertura del acceso de mujeres y jóvenes a la gestión del proyecto;
– Adaptación de los horarios del proyecto a la agenda diaria de mujeres y jóvenes;
– Liderar con el ejemplo;
– Respeto por las comunidades, su tiempo y su contexto específico.

Estos proyectos han demostrado ser un modelo efectivo para solucionar el acceso a servicios de base en comunidades vulnerables, especialmente comunidades rurales con diverso grado de aislamiento.
El Estado, a través del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPyD), ha venido estableciendo alianzas con entidades de la sociedad civil como Guakía Ambiente, para poder alcanzar las metas de desarrollo de una forma eficiente y efectiva.

El Ministerio de Energía y Minas ha asumido estos proyectos como una alternativa viable y exitosa para la electrificación rural, dando prioridad a los grupos comunitarios en el aprovechamiento de fuentes locales de energía renovable. En efecto, en el Reglamento de Aplicación de la Ley 57-07 sobre Incentivo a las Energías Renovables, en el ámbito del Procedimiento Complementario para la Autorización de Proyectos Comunitarios basados en Energía Renovable (ER), se afirma: Art. 6, Párrafo I: “Una vez registrado el proyecto comunitario en un área específica, la Comisión Nacional de Energía (CNE), antes de otorgar una Concesión Provisional y/o Definitiva para la realización de proyectos de ER a gran escala, deberá salvaguardar la integridad de los proyectos comunitarios registrados, garantizando así que estos no sean afectados por la realización de proyectos a gran escala, en los predios del área del proyecto registrado”.