Saltar al contenido
Exhibición virtual de experiencias comunitarias de Transición Energética Justa > Experiencias 2024 > La Minga, el Poder de la Energía Comunitaria

La Minga, el Poder de la Energía Comunitaria

Área de Transición
Energética Justa

  • Autoabastecimiento energético
  • Relaciones que integran diversos usos de la energía
  • Acceso a la energía para comunidades locales

El poder de la energía comunitaria ha permitido que, por 6 años, la Red de Mingueros del Piedemonte Llanero construya estrategias de vida sustentable que permitan materializar proyectos familiares y fortalecer su soberanía alimentaria, económica y energética.

El autoabastecimiento energético sucede gracias a la implementación de tecnologías comunitarias que dan manejo sostenible y adecuado a sistemas productivos y satisfacen necesidades básicas cotidianas. La mayoría de las familias contamos con sistemas agroecológicos nutridos con abonos naturales producidos en las mismas fincas en aboneras y baños composteros, que fortalecen la autonomía y disminuyen la huella de carbono. Logramos el uso eficiente de la energía al aprovechar al máximo los residuos. Logramos la transformación de los productos agroecológicos de manera óptima garantizando su conservación y facilitando su almacenamiento con el uso de poca energía combustiva (leña o energía eléctrica) y energía humana, para el autoconsumo y comercialización de los excedentes. Con técnicas de Bioconstrucción disminuimos la huella ecológica al promover el uso de materiales que se encuentran en las mismas fincas, como el barro, la boñiga, la guadua, el bambú, etc. Por otro lado, se dejan de usar materiales contaminantes como el cemento y se rescatan saberes de técnicas ancestrales.

Garantizamos de esta forma el acceso a la energía de las comunidades, multiplicando los saberes, haciendo que lleguen a varias familias y haciendo partícipes a las futuras generaciones en esta escuela permanente que es la Minga. En cada territorio, varios de nosotros hemos sido pioneros en la implementación de algunas tecnologías de energías comunitarias haciendo que más personas las conozcan e implementen como es el caso de los baños secos, las huertas circulares, los deshidratadores eficientes, las pacas digestoras Silva y los filtros naturales.

Relaciones que integran diversos usos de la energía: Las tecnologías de construcción comunitaria nacen, se ponen a prueba y se mejoran en la práctica y el intercambio de saberes. Aprendiendo unos de otros en la práctica, fortalecemos el tejido comunitario de la “la familia minguera” y trascendemos en el territorio como una experiencia de economía colaborativa gracias a la energía de la juntanza donde el compartir y el cuidado de la semilla, el alimento, el agua y la tierra, son el eje de la abundancia. Cada minga es una celebración y un homenaje a la vida.

Hornos, estufas y deshidratadores eficientes, sanitarios composteros, filtros naturales de círculos de bananos para el manejo ecológico de aguas grises usando jabones biodegradables, sistemas de compostaje a partir del aprovechamiento de residuos orgánicos como la paca digestora silva y vermicompostero. Técnicas de bioconstrucción a partir del uso del barro como los adobes, el bahareque y la quincha para la construcción de casas de habitación, yurtas, domos, cocinas e infraestructura para transformar alimentos. Sistemas agroecológicos agroforestales, huertas circulares, asociación de sistemas leñeros, áreas de conservación e intercambio permanente de semillas nativas y criollas. Alambiques para la destilación de aceites esenciales de las plantas medicinales de nuestros huertos, trampas de grasa, biopiscinas, reservorios de agua y bicilicuadoras, filtros potabilizadores de agua. Y la más importante: energía humana de alta vibración solidaria y resiliente.

Con el uso de sanitarios composteros Clivus Multrum estamos dejando de contaminar entre 10 y 15 litros de agua, como sucede en un baño convencional por descarga. Después de 6 meses, la humanaza se transforma en abono y luego de una continuidad en el uso, se pueden recoger alrededor de dos carretilladas de abono cada mes o dos o meses, dependiendo del número de usuarios. El abono se destina a árboles frutales.

El círculo de bananos recibe los flujos de salida de aguas grises de cocinas, duchas y lavamanos. Puede tener una dimensión de 1,5 a 2 m de diámetro por 90 cm de profundidad. Alrededor de la fosa se plantan bananos y plátanos (musáceas). El diseño se puede diversificar con otras plantas como tomate, papaya, bore y chonque, entre otros. En el fondo de la fosa se disponen troncos en descomposición, material de poda y la materia orgánica que se tenga y aporte de microorganismos. Las aguas residuales que llegan allí, son tomadas por las plantas que tienen la capacidad de retener agua en el vástago y sus grandes hojas, reciben gran cantidad de luz transformándola en energía, a la vez que realizan un proceso eficiente de evapotranspiración del agua que recogen del sistema. Cuando se realiza el mantenimiento del círculo, se aprovecha la materia orgánica incorporándola como abono a las huertas y el círculo de bananos se vuelve a reactivar con los materiales referidos al principio para estimular el aprovechamiento de los recursos. Este sistema no requiere ser conectado a ningún sistema secundario de saneamiento externo para su funcionamiento.

Los hornos de tambor y barro se construyen con ladrillo de adobe y dos canecas grandes de metal, una entera y otra cortada sobre la primera dejando un espacio de aire de 13 cm por donde circula el fuego. Los hornos y las estufas, requieren una cantidad mínima de leña y mantienen el calor por mayor tiempo. Con el horno de tambor y barro, usamos palos pequeños de 5 a 10 cm de diámetro, se coloca la leña y no se manipula hasta el final, solo se alimenta el fuego. El sistema de doble caneca hace que la temperatura se distribuya de forma pareja en todo el espacio interior del horno y el barro funciona como masa térmica que aísla el calor del interior.

En la red de mingueros somos alrededor de 36 familias. La idea nace en un paseo al Río Borrachero en el año 2019 de 3 parejas enamorados de la naturaleza. Ya hacíamos procesos de conservación, regeneración y siembra natural, bioconstrucción y queríamos cooperar en nuestros proyectos familiares. Así se nos ocurrió convocar a más amigos a una reunión para conformar la red y a través de la minga fortalecer nuestros proyectos sin necesidad de la intermediación del dinero. Asistieron 16 familias a la primera reunión y ahora somos más de 30. No siempre coincidimos todos en una minga pero siempre hay suficientes manos para avanzar. Hay adultos, personas de juventud acumulada, adolescentes, niños y niñas que hacen diverso el aprendizaje. Algunos se han ido del territorio, pero han llegado otros a nutrir el espacio. La mayoría vivimos entre Villavicencio, Restrepo y Cumaral.

La decisión de usar estas alternativas, se da de manera orgánica respondiendo a las necesidades y problemáticas que surgen en nuestras prácticas en el campo. Con ayuda de los conocimientos de todos se han ido fortaleciendo las estrategias y tecnologías. Uno de los objetivos comunes de la red, es la voluntad que tenemos todos de dejar una huella positiva en nuestro paso por este planeta. Por eso construimos alternativas que disminuyan la huella de carbono, ayuden a mitigar el impacto del cambio climático y dispersen semillas de esperanza en el necesario proceso de transformación que demanda el actual sistema capitalista que egoístamente ha puesto el dinero por encima de la vida y la biodiversidad. Investigamos, compartimos experiencias y en el mismo hacer en la minga, vamos encontrando maneras de mejorar los sistemas y tecnologías. Hay diversidad de conocimientos que nutren la experiencia: medicina alternativa y propiedades de las plantas, bioconstrucción, arquitectura, arte, agronomía, historia, ecólogía, ingenieria, ambientalistas, diseñadores y a todos nos conecta el profundo amor por la vida y la naturaleza. Guardianamos nuestros terruños: Reserva Permacultura el Clavelito, Reserva El silencio, resguardo de Vida Silvestre, Adoberde, Gaia Colibri, Casa Escuela Ana Rita, la Colmena, Reserva El Conuco, Reserva Huri, Dale Pedal, Raizal, Café Cerrero, Agualuna Yarumal, Tapioca Las Nubes,  La Huertería, Casa Homa Zocay, Cerro Bendito, Monica y Gero, Carol, Diana, Sarita, Jenny, Kike, Cristina, Laura, Camilo, Daniel, Harold, Natalia, Evelin, Nico, Nina, Magda, Carol, Diego, Silvia…y los padres, hijos, esposas y esposos que acompañan esta experiencia.

Con respecto al impacto económico, a través del fortalecimiento de las chagras, nuestras familias y comunidad Inga han fortalecido la economía de mujeres y sus familias. Garantizar que cada mujer y su familia cuenten con su propia chagra, o que esta se organice con el apoyo de otras familias, facilita el acceso a alimentos saludables y promueve el apoyo mutuo a través de las mingas. Estas prácticas colectivas reducen riesgos económicos y ambientales, evitando la compra de herbicidas y permitiendo el desyerbe en temporadas específicas. Además, la convivencia en las mingas contribuye al bienestar mental y la seguridad de las mujeres, especialmente en el cuidado de sus hijos. La producción de alimentos propios disminuye los gastos en la compra de productos externos y fomenta la integración comunitaria mediante el trueque o la venta de productos de la chagra en ferias locales, incluyendo cosechas, productos empacados, artesanías y otros bienes naturales.

Antes de que nuestras huertas fueran más diversificadas y de que compartiéramos semillas e implementaremos nuestros sistemas de abonos, las huertas sólo producían para el autoconsumo. Ahora logramos ampliar la producción agroecológica y algunos de nosotros, hemos aprendido a aprovechar de forma sustentable el bosque y tener excedentes para la venta en mercados campesinos locales en Cumaral y Villavicencio. Cada vez que existe la oportunidad, los mingueros ofrecemos allí nuestros productos transformados en el alambique, el horno o el deshidratador. Cabe resaltar la bicilicuadora, en el emprendimiento familiar Dale Pedal, que cada fin de semana recibe a deportistas que suben a la vereda el Carmen y a la bajada preparan su propio jugo o batido en la Bicilicuadora.


Los procesos ambientales vienen de la mano con todas las actividades y energías comunitarias mencionadas aquí. La creación de bosques comestibles, bosques leñeros, los procesos de regeneración y conservación hacen que nuestros hogares se conviertan en modelos de experimentación y ejemplos replicables en nuestros territorios. La expansión del bosque y de la biodiversidad es uno de los resultados más notables de nuestro estilo de vida. Estos procesos han redundado en el fortalecimiento de liderazgos que aportan a los procesos comunitarios ambientales urbanos y rurales. Esta escuela permanente de la Minga comparte la experiencia con cada persona nueva que llega y que esté dispuesta a transitar hacia una vida más coherente. De esta manera, la energía de la minga se hace infinita y renovable, revitalizada en cada encuentro. La Minga ha impulsado significativamente los procesos de regeneración ecosistémica y mejorado infraestructuras basadas en la bioconstrucción que han hecho de nuestras fincas experiencias demostrativas en el territorio con paisajes biodiversos donde abunda el alimento y donde las condiciones de vida son cada vez mejores en sintonía con la naturaleza.

Personas beneficiarias de la experiencia
  • 36 familias
  • 58 Mujeres
  • 50 Hombres
  • 8 adolescentes y jóvenes (entre 12 y 18 años)
  1. Organización comunitaria. La continuidad de la Red de Mingueros del Piedemonte Llanero se ha mantenido a lo largo del tiempo gracias a la cohesión colectiva y a la construcción de lazos humanos sólidos que nos hacen sentir como una familia. En este tiempo hemos aprendido a solucionar conflictos y a definir las mejores estrategias organizativas para que se mantenga la regularidad de los encuentros y se construyan dinámicas de trabajo eficientes y al mismo tiempo divertidas. Por ejemplo, hacemos unas reuniones periódicas en las que evaluamos el proceso, planteamos alternativas a situaciones coyunturales y planificamos el cronograma de mingas en el semestre, procurando hacer entre una o dos mingas al mes. Esto se sostiene gracias a una comunicación constante que la asumen diferentes personas del grupo según sus posibilidades.  También tenemos unos acuerdos generales sobre la participación en las mingas y el merecimiento a ser anfitrión de una minga y a la vez hay unas responsabilidades que deben asumir tanto el anfitrión como los demás asistentes a la minga, como por ejemplo que el anfitrión da la alimentación a los colaboradores, mientras que los asistentes se comprometen a cumplir un horario flexible y a dar su trabajo con esmero. Dado que disfrutamos tanto encontrarnos, no es un problema contar con suficientes manos en cada minga y siempre hay un buen ambiente de trabajo divertido, abundante y productivo.
  2. Economía colaborativa. La minga como experiencia de economía solidaria o colaborativa marcó un antes y un después en las vidas de los mingueros. Tener la posibilidad de que 20 o 30 personas trabajen en un día, implica un ahorro de dinero y tiempo que va mucho más allá de una simple comparación matemática entre horas/mano de obra. Construir un muro, implementar un círculo de bananos, sembrar una huerta, hacer una zanja o un camino en un solo día, implica un ahorro energético en muchos sentidos y un avance profundo en el proyecto de la finca, lo cual siempre es recibido con mucha gratitud por parte del anfitrión. Pero lo más interesante es que en la medida que el grupo se ha fortalecido como familia, los logros obtenidos en cada finca a lo largo de los años, nos alegran de corazón a todos porque ahí está puesta nuestra energía, nuestra labor amorosa y nuestra vibración. La minga es un espacio de participación y educación ambiental y cultural que propicia el encuentro de saberes basado en el compartir solidario y amoroso de la energía humana, procesos necesarios en el actual contexto capitalista individualista.
  3. Gestión autónoma y ecológica de aguas residuales en sistemas cerrados-circulares. Dentro de la gran variedad de tecnologías que hemos implementado en las diferentes fincas en que interviene la minga, los sistemas de sanitarios composteros y sanitarios secos para la gestión de nuestros desechos fisiológicos y los biofiltros y círculos de banano para la gestión de las aguas jabonosas son los más significativos ya que su implementación permite cerrar los ciclos (los desechos no son desperdicios, sino que se convierten en materia prima que es utilizada eficientemente para nutrir las plantas), se convierten en puntos pedagógicos impactantes en el territorio y por lo tanto transforman prácticas cotidianas que dan un giro a nuestras relaciones con el agua, aportando además al cuidado del ecosistema.  Estos sistemas son los que más se han propagado en el grupo y a medida que más personas se unen o que las fincas de mingueros reciben visitantes, se dan a conocer cada vez más, al menos sembrando la inquietud de que existen alternativas para ciertas prácticas sobre las que nuestra sociedad no se cuestiona.
  1. El costo de las tecnologías apropiadas es inferior a los costos de las energías convencionales. En algunos casos el costo es irrisorio.
  2. Enfrentamos más que problemas, retos que nos permitan continuar y fortalecer el proceso:
  3. Las distancias entre los lugares donde vivimos quienes hacemos parte de la red.
  4. Las múltiples actividades a las que nos dedicamos que nos limitan el tiempo para poder estar en todas las mingas y hacer incluso mas mingas.
  5. Sin embargo, mínimamente se ha garantizado que a una minga lleguen unas 18 personas. Esto quiere decir que el proceso se sostiene, a pesar de los compromisos que nos demanden las labores familiares en cada hogar y trabajo independiente que realizamos.
  6. En relación al rendimiento o eficiencia de las tecnologías, cualquier falla en el funcionamiento, es una oportunidad para mejorar y construir nuevo conocimiento en este proceso de investigación y aprendizaje permanente.

El rol de las mujeres ha sido fundamental en el sostenimiento del proceso de la Red de mingueros y en la promoción de las energías comunitarias. La implementación de las tecnologías no sería posible sin ese toque de dulzura en el alimento, la palabra amorosa mientras ponemos color a un muro o hacemos el revoque fino de una pared de bahareque. Sin la abundancia, la escucha o las puntadas certeras de las mujeres en este canasto que es la minga, no existiría el proceso como es hoy. Las mujeres sostienen como nos sostiene el vientre de la Madre Tierra. Las mujeres co-creamos nuevas realidades, deconstruimos y resignificamos los espacios de encuentro para crecer y alimentarnos de alegría y esperanza.  Siempre trabajando de la mano de los hombres, pero sin depender de ellos en el manejo de las herramientas y en las tareas más exigentes. Aportamos fuerza espiritual y física, experiencia y conocimiento en todas las actividades incluyendo los rituales de sanación y armonización para esta familia.

La mayoría somos mujeres hemos sido nosotras las encargadas de dinamizar el proceso organizativo de la red de mingueros. Convocamos, hacemos cronogramas para las mingas del año, orientamos y apadrinamos a nuevos mingueros en la manera de ser anfitriones y preparar su minga por primera vez.

Por otra parte, las mingueras de la red lideran los espacios de meditación y prácticas de armonización social y territorial en los espacios de la minga. Estás prácticas se relacionan con el canto a las fuerzas de la naturaleza, el rezo, la sanación con las manos, la palabra, el sahumo de plantas y los fuegos de armonización. Las mujeres promueven el compartir de los saberes tradicionales, heredados de sus familias, las preparaciones culinarias, la autogestión de la salud a través de la herbolaria y comparten experiencias, alrededor de nuevos recetarios con alimentos de uso campesino tradicional, que usualmente son desconocidos o poco valorados en entornos urbanos.

No, pero la red de mingueros en sí misma es un acto político al sustraernos de las maneras de trabajo planteadas por el modelo económico. El fortalecimiento de autonomías a través de la construcción de energías comunitarias, marca un rumbo diferente que se expande como las semillas dejando una huella positiva en el entorno y en nuestras familias. Por ahora esos han sido los espacios de incidencia, y queremos seguir siendo autónomos en el manejo que le damos a esta red, sin tener la intermediación de ninguna entidad pública del estado. Al participar en mercados locales y dejar nuestra palabra y experiencia en estos espacios, estamos haciendo incidencia en las comunidades y territorios locales. Si alguien que trabaje en la institución quiere participar es bienvenido a aprender estas formas, estamos abiertos a la comunidad en general.